EL ETIOPE EUNUCO
El libro de los Hechos de los Apóstoles relata la historia de un etíope eunuco. Esa historia nos revela la verdad acerca de la salvación, no es la verdad del catolicismo romano, no es la verdad de los Testigos de Jehová, no es la verdad de los evangélicos, no es la verdad de ninguna religión, es la única y absoluta verdad de Dios y tú tienes que conocerla.
Hechos 8:26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 8:27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 8:28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.
Felipe era un siervo del Señor, escogido por los apóstoles de Jesús como un diácono, para que ayudara a servir en las mesas de las viudas (Hechos 6:2-5). Pero el Señor lo usó para que predicara el evangelio (Hechos 8:5).
Lo cierto es que un ángel enviado por Dios le habló a Felipe para que fuera a Gaza y es aquí donde se inicia la historia del etíope eunuco.
El pasaje dice que un hombre que había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro leyendo al profeta Isaías. Este hombre era oriundo de Etiopía, de uno de los países del continente africano.
Como vemos, Dios no hace acepción de personas ni de razas, Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).
Este etíope era un “funcionario de Candace, reina de los etíopes, y estaba sentado sobre todos sus tesoros, lo que nos indica que era un miembro importante del gabinete de la reina, un administrador del tesoro real, algo así como un ministro de hacienda.
Era eunuco porque en aquel tiempo las personas cercanas a la reina eran castradas para evitar que vieran con ojos de deseo a su majestad.
Este señor debió haber recorrido cientos de kilómetros durante muchos días hasta llegar a la ciudad de Jerusalén. Era creyente en el único Dios verdadero porque había venido desde muy lejos para adorarlo.
Y este viaje iba a cambiar la vida del etíope porque Dios tenía un plan de salvación para él. También lo tiene para ti, solo tienes que atender a su llamado. Tal vez este mensaje forma parte de ese plan de Dios para tu vida.
El etíope era un hombre culto, sabía leer y administrar finanzas, debió ser muy inteligente. El pasaje dice que “volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías”.
Es probable que estando en Jerusalén haya comprado una copia del rollo de Isaías. Estos rollos eran muy caros porque eran copiados a mano, solamente la gente que tenía dinero los podía comprar.
Y el Espíritu le dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro.” Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: “Pero ¿entiendes lo que lees?” Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este:
“Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida”
Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? (Hechos 8:29-34).
El etíope estaba leyendo el capítulo 53 de Isaías que habla acerca de la pasión y crucifixión de Jesús, pero no sabía si el profeta Isaías hablaba de sí mismo o de otra persona. Recordemos que el etíope venía en ese momento de Jerusalén, uno de los centros religiosos más grandes del mundo, donde existían gentes especialistas en el conocimiento de la ley de Moisés y de los Profetas.
Quizás a muchos de ellos les había preguntado lo mismo, sin obtener ninguna respuesta satisfactoria. Ellos quizás le hubieran dicho que se refería a Israel como nación que sufría como “cordero en el matadero” al vivir bajo la opresión del pueblo romano, pero el eunuco, que estaba buscando la verdad, no una interpretación humana, no estuvo satisfecho con las interpretaciones escuchadas.
Muchos creyentes viven engañados por las malas enseñanzas, porque no investigan la Palabra de Dios, se dejan llevar solo por lo que les dice sus pastores o ministros.
El etíope quería conocer la verdad y la conoció, la promesa de Dios es: “El que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8).
Dios conocía el corazón del etíope, su deseo de conocer la verdad y por eso envío a Felipe. El etíope venía leyendo en voz alta, ya que Felipe cuando lo escucho le pregunto: “Pero, ¿entiendes lo que lees?” (v 30).
Muchas personas creen que el leer en voz alta les ayuda en la memorización. Y esa era una costumbre de aquellos tiempos, bonita costumbre por cierto, porque beneficiaba también a sus acompañantes o personas cercanas.
El etíope entendía las palabras bíblicas pero no identificaba el personaje que estaba sufriendo semejante castigo. El hombre también era humilde de corazón, ya que le rogó a Felipe que se sentara con él y le explicara” (v 31).
Hay personas que no reciben la verdad porque que “andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:17-18).
Muchos religiosos piensan que lo saben todo, no aceptan que otros tengan la revelación que ellos no tienen, y esa vanidad y dureza de corazón les impide ver la verdad.
No sucedía así con etíope, el cual tenía un corazón dispuesto y lleno de humildad, que le permitía escuchar incluso a personas de una clase social más baja y de menos cultura.
“Y es que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1 Corintios 1:27-29).
Nos preguntamos ¿Porque Dios escogió a Felipe? Porque Felipe tenía un corazón conforme al corazón de Dios, que haría lo que Dios quisiera (Hechos 13:22). Felipe nunca titubeó sino que se fue inmediatamente a donde el ángel le dijo.
Quizás las cosas que Dios nos pide puedan parecernos ilógicas y un poco extrañas. Quizás muchos digan que no es sabio o que no se puede actuar de la manera que Dios dice en un mundo como el nuestro. Pero debemos confiar en la dirección de Dios, debemos dejarnos guiar por el camino que Dios crea que es mejor.
Dios siempre nos va poner en donde podamos servir mejor. A veces donde uno menos cree que hay oportunidades, las hay. Dios es el que guía a sus siervos.
Hechos 8:35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
El texto dice que Felipe inició la evangelización partiendo de Isaías 53. Felipe le explico que la profecía de Isaías se aplicaba a Jesús de Nazaret y además le anuncio que Jesús había muerto, sepultado y resucitado (1 Corintios 15:3-4) y que cada uno debía ser sepultado y resucitado con Cristo en el bautismo para el perdón de sus pecados, luego de creer el evangelio.
Felipe le anunció la verdad absoluta del evangelio de Cristo, no le enseñó ninguna media verdad, no le enseño la verdad de ninguna religión ni su propia verdad, sino la verdad absoluta de Dios que Jesús enseñó y que se encuentra en Marcos 16:16 que dice literalmente:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
¿Cómo lo sabemos? Por la reacción de eunuco:
Hechos 8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
Nótese que el eunuco etíope hace mención del agua indicando con esto que, el evangelio de Jesús, el que le predico Felipe, incluía el bautismo en agua.
El etíope ya no estaba con dudas, se dio cuenta que lo que decía el profeta Isaías en el capítulo 53 se refería a Jesús el Cristo. De una manera espontánea y voluntaria al ver el agua dice: “Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” En otras palabras el etíope quería saber si el hecho de ser eunuco, extranjero, o político era impedimento para ser bautizado.
Felipe dijo: “Si crees de todo corazón, bien puedes”. Y respondiendo, dijo: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó (Hechos 8:37-38).
Antes de bautizarlo, Felipe le preguntó si creía a lo que el eunuco contestó “creo que Jesús es el hijo de Dios”. ¿Por qué le pregunto eso? Porque primero se debe creer en que Jesús es el hijo de Dios. Nadie debe ser bautizado si no cree.
Muchos católicos me han dicho que fueron bautizados de niños y que no necesitan bautizarse. Entonces debo explicarles que ese bautismo no tuvo ningún efecto porque de niños no creían nada y primero debe creerse para bautizarse y no al revés.
Jesús dijo: que el que no creía estaba condenado, pero el que creía debía bautizarse para alcanzar la salvación. Son dos requisitos: 1) creer y 2) bautizarse, no solamente “creer” como mal enseñan en el 99% de las denominaciones cristianas.
El eunuco no solamente confesó a Cristo sino que se bautizó para que se completara su salvación, escuchó el evangelio, lo creyó y pidió ser bautizado.
Nótese también que Felipe no le dijo que tenía que pertenecer a ninguna religión, tampoco le dijo que debía llevar un curso para ser bautizado, ni que debía esperar a que hubieran más personas que quisieran ser bautizadas, no le dijo que viniera otro día, sino que procedió de inmediato, como debe ser.
Dice el pasaje, que ambos descendieron al agua (v 38), lo que indica de manera clara que el bautismo es por inmersión en aguas vivas. En el catolicismo romano rocían unas gotas de agua sobre una persona y con ello la dan por bautizada.
El bautismo es una sepultura y nadie es sepultado echándole unos granos de tierra encima, esa no es la manera, para ser sepultados debemos ser enterrados totalmente, cubiertos totalmente. En el bautismo es lo mismo, debemos ser consumidos totalmente.
Pablo explica en Romanos 3:6-5 que en el bautismo somos sepultados y resucitados con Cristo para nueva vida, es el nuevo nacimiento de que habló Jesús en Juan 3:3-5.
Nótese que “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino”. (Hechos 8:39).
Cualquiera pensaría que el etíope al no ver más a Felipe se entristecería, pero el texto dice: “siguió gozoso su camino” Siguió gozoso su camino porque a partir de ese momento el Espíritu Santo lo acompañaría para siempre.
Además: 1. Sus dudas fueron disipadas. 2. Sus pecados fueron perdonados (Hechos 2:38) 3. Fue agregado al reino de Dios (Hechos 2:41) 4. Su nombre fue escrito en el libro de la vida. (Apocalipsis 20:15). 5. Fue revestido de Cristo. (Gálatas 3:27) 6. Tenía esperanza de vida eterna. (Tito. 1:2) 6. Fue bendecido con toda bendición espiritual (Efesios 1:3) y 7: fue sentado en lugares celestiales con Cristo Jesús
¿Cómo no iba a tener gozo? El gozo es la consecuencia de haberse convertido, no a una religión, sino en haberse convertido en hijo de Dios (Juan 1:12).
El etíope no se hizo católico, tampoco asambleísta de Dios, ni bautista, ni de ninguna denominación, solamente se convirtió en hijo de Dios.
Y tal parece que este gozo del eunuco no lo pudo guardar para sí, pues según la historia, se registra datos de conversiones como resultado de la palabra expuesta por el eunuco y se tienen datos acerca de una iglesia en etiopia.
El gozo cristiano no solo es la consecuencia, sino el estilo de vida de alguien que ha encontrado a Cristo. Muchas de nuestras tristezas se irían si tan solo nos encontráramos con Cristo como lo hizo el etíope.
Ahora, para terminar, te digo a ti ¿por qué te detienes?, has lo mismo que hizo el etíope, levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16).