POR QUÉ BAUTIZARNOS
Jesús dijo: “El que crea y sea bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). Sin embargo la mayoría de los pastores evangélicos lo cambian por “El que crea y sea salvo, será bautizado”. ¿Por qué se atreven a hacer eso? El hombre no tiene autoridad para cambiar el evangelio de Dios. Jesús dijo que “el que creyere y se bautizare sería salvo” ¿Salvo de qué? Salvo de ir al infierno al morir.
Juan 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
El que no creyere en Jesús ya está condenado. Pero el que cree debe bautizarse para ser salvo. Los pastores evangélicos usan las palabras de Jesús que se encuentran en Juan 3:17 para enseñar que solamente se necesita creer en Él para ser salvos, ignorando las palabras de Jesús que se encuentran en Marcos 16:16. ¿Por qué pasan por alto ese versículo? ¿De qué tienen miedo? ¿Quién los fascinó para no obedecer a la verdad? (Gálatas 3:1)
El Salmo 119:160 dice que “la suma de la palabra de Dios es la verdad”. Esto significa que la palabra de Dios es como un rompecabezas, debemos unir todas las piezas para ver esa verdad. Cada versículo es una verdad relativa, la suma de todos es la verdad absoluta. Si nos falta alguna pieza, el rompecabezas no se completa y nunca veremos la verdad tal cual es.
La iglesia primitiva fue inaugurada por el apóstol Pedro el día de Pentecostés. Ese día predicó por primera vez acerca del evangelio y agregó lo siguiente: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36).
Como vemos el apóstol les dijo que en lugar de creer en Jesús, lo habían crucificado. ¿Qué sucedió? “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37).
Vea usted que los judíos se compungieron de corazón y preguntaron “Qué haremos? Mejor dicho ¿Qué haremos para salvarnos? El hecho de que hayan preguntado eso, es porque creyeron el evangelio que Pedro les había predicado. De no ser así, nada les hubiera importado. Entonces Pedro les dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. (Hechos 2:38-39).
Pedro les indicó que se arrepintieran de haber matado a Jesús y que se bautizarán para que sucedieran dos cosas: 1) fueran perdonados de todos sus pecados y 2) para que recibieran el Espíritu Santo.
Jesús le había dado las llaves del reino a Pedro. Esas llaves eran la manera de ingresar al reino de Dios. Y consistían en creer en Jesús y bautizarse.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas al reino de Dios (Hechos 2:41).
De allí en adelante, siempre fue así en la iglesia primitiva. Se predicaba el evangelio y los que creían se bautizaban inmediatamente para que sus pecados fueran perdonados, pudieran alcanzar la salvación, y fueran parte del reino de Dios. No tenían que llevar ningún curso sobre bautismo, no había que pertenecer a ninguna congregación, no había que ser católico ni evangélico, solamente había que creer y bautizarse.
¿Qué hace el bautismo por nosotros? Si hemos creído en Jesús como nuestro salvador, al bautizarnos somos perdonados de todos los pecados y recibimos el Espíritu Santo, el cual viene a morar a nuestro corazón para tomar el control de nuestras vidas.
Un amigo pastor me dijo que en el bautismo se perdonaban únicamente los pecados pasados y que luego había que estar pidiendo perdón por los pecados que se cometerían futuramente. Entonces le dije: ¿Dónde estabas tú cuando Cristo fue crucificado? Me dijo que “no había nacido”. Entonces le dije “¿Cómo puede Cristo haberte perdonado tus pecados pasados si no tenías pasado ya que no habías nacido? Lo que Cristo perdonó fueron todos tus pecados futuros, los que cometerías desde tu nacimiento hasta tu muerte” ¿No es cierto?
Hebreos 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
Mira con atención lo que dice este pasaje. Dios prometió nunca más acordarse de los pecados de los creyentes bautizados. “Nunca más” significa “por toda la eternidad”. En el bautismo somos perdonados una vez y para siempre. Esto es así porque Jesús pagó por todos nuestros pecados. Jesús no pagó por una parte de ellos, sino por todos ellos. No hay ningún pecado que no sea limpiado por la sangre de Jesús.
Colosenses 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.
Aquí dice que Jesús anuló el acta de los decretos que había contra nosotros y la clavó en la cruz. ¿Sabes qué es eso? Es el acta que contiene un recuento de todos los pecados que cometemos en nuestra vida. Dios no puede condenarte porque no existe una lista de pecados en tu contra, esa lista fue clavada en la cruz.
Si una persona cree pero no es bautizada, todavía no es salva. De hecho, la escritura dice que los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19) porque no son salvos y saben que el lago de fuego les espera.
Examinemos el caso de Pablo. Ananías vino a Pablo y le dijo: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre” (Hechos 22:16). Pablo fue el apóstol más destacado del cristianismo ¿Qué le dijo Ananías uno vez que hubo creído? Que se bautizara para que fuera lavado de sus pecados. Si Pablo después de haber creído en el Señor Jesús, necesitaba ser bautizado. ¿Por qué tu no? ¿Quién crees que eres? Por favor no juegues con tu salvación.
¿Cuál es el error del catolicismo romano? Que bautiza los infantes y los infantes no creen en nada. Primero debemos creer, luego nos bautizamos, no es al revés. ¿Y si un niño muere? Va al cielo porque Jesús dijo que de ellos es el reino de los cielos. Los infantes no tienen pecado y no existe un acta de decretos contra ellos. Si eres católico dirás que necesitan ser limpiados del pecado original que heredaron de sus padres, pero eso no es cierto, ese es uno de los grandes errores doctrinales del catolicismo romano. Eso es lo que dice el catolicismo, pero mira lo que dice Dios:
¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. Ezequiel 18:2-3.
Dios dice que ese refrán que dice que los padres se comen las uvas agrias y a los hijos les da dentera no es cierto. Y agrega:
El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Ezequiel 18:20
El alma que pecaré será condenada, el hijo no llevará los pecados del padre ni el padre los pecados del hijo, la condenación y la salvación son algo personal. Lo dice Dios, no lo digo yo.
El diablo no quiere quete bautices y te dice que tu bautismo de infante vale. Pues no vale porque no creías, no opinaste, no pensaste, no estuviste de acuerdo. ¿Y qué pierdes si te vuelves a bautizar? No pierdes nada y así aseguras tu salvación.
1 Pedro 3:20 Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 3:21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.
La Escritura es coherente en cuanto a sus principios. De nuevo, este versículo nos muestra que el bautismo lleva a la salvación. El Señor Jesús dijo: “El que crea y sea bautizado, será salvo”. En el día de Pentecostés, Pedro dijo: “Bautícese cada uno de vosotros para perdón de vuestros pecados”. Y ahora Pedro relaciona el agua del bautismo con el agua del diluvio. Cuando el diluvio vino, todos se ahogaron. Únicamente las ocho almas que estaban en el arca fueron salvas. Dice Pedro que el bautismo es como el arca de la salvación. Si no estás en esa arca te ahogas. Actualmente, el mundo entero está bajo la ira de Dios. Ser bautizado significa pasar por el juicio de la ira de Dios y salir absuelto.
El bautismo significa pasar mediante agua y salir de ella. Usted debe hacer énfasis en el aspecto de “salir”. En el diluvio todos entraron en el agua, pero solamente ocho almas salieron de ella. Al igual que los ocho, cuando somos bautizados, no entramos en el agua para quedarnos allí, sino que entramos y salimos de ella. Hoy en día tenemos que recobrar el significado que le corresponde al bautismo.
Romanos 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva
Colosenses 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos
En estos versículos, el apóstol Pablo hace hincapié en la muerte y la resurrección. Pablo dice que así como Cristo murió y resucitó, nosotros debemos morir y resucitar y eso se da en el bautismo. Las aguas del bautismo simbolizan una tumba. El que no entre a esa tumba y luego salga de ella no será salvo. Los baptisterios deberían tener forma de tumba para que las personas entiendan la importancia del bautismo.
Cuando una persona es sumergida en las aguas del bautismo, es como si estuviera siendo sepultada. Salir del agua equivale a salir de la tumba resucitado.
2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Ya no somos lo que éramos antes del bautismo; ahora somos nuevas criaturas en Cristo Jesús. Todo nuestro pasado se quedó en las aguas del bautismo. Cuando nos bautizamos, Dios nos pone en Cristo Jesús. Esta es la revelación que vemos en 1 Corintios 1:30: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús”. Cada creyente bautizado es una pequeña parte del cuerpo de Cristo y Cristo es la cabeza. Colosenses 1:18 dice: “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”. La iglesia no es una religión ni un templo, la iglesia somos todos los creyentes bautizados.
1 Corintios 15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
15:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
La biblia menciona dos hombres. El primer hombre es Adán y representa a toda la humanidad caída. El segundo hombre o segundo Adán es Cristo y representa a toda la humanidad salva. Para poderlo entender, supongamos que usted entra a un supermercado y ve dos cajas, una caja dice “confites” y otra caja dice “galletas”. Una caja está llena de confites y otra llena de galletas. La de galletas no tiene confites y la de confites no tiene galletas.
Ahora, por un momento imagine que hay dos cajas espirituales con dos nombres, una caja dice “Adán” y la otra dice “Cristo”. Todos los hombres descendemos de Adán y todos estamos metidos en la caja de Adán. Todos somos lo que Adán es, si Adán es pecador, todos somos pecadores. Si todos somos pecadores, todos estamos condenados. Pero si usted está en la caja de Jesús, usted es todo lo que Jesús es. Si Jesús es santo, usted también lo es, es un asunto de posición.
Entonces, si mueres estando en la caja de Adán, tu destino será el infierno, porque eres hijo de Adán, pero si mueres estando en caja de Cristo, irás al cielo, porque has sido adoptado como hijo de Dios. Una caja contiene los condenados y otra contiene los salvos. Si estás en la caja en donde están los condenados, debes apresurarte a la mayor brevedad posible para cambiar de caja. No sabemos si mañana vas a estar muerto y ya no vas a tener oportunidad. Ese cambio se logra a través del bautismo. Para los efectos del cielo, en el bautismo muere el hijo de Adán y nace el hijo de Dios.
Romanos 6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 6:8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
Este versículo dice que el que ha muerto ha sido justificado del pecado y vivirá con Cristo. ¿Cómo se muere en vida? A través del bautismo. Si no te has bautizado, no has muerto y no has sido justificado. Tampoco has resucitado y tu destino no es nada halagüeño.
Jesús le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:3-6).
¿De qué estaba hablando Jesús? ¿Cómo se muere y se nace de nuevo? Únicamente a través del bautismo. Por eso Jesús dice, “el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”. Cuando Jesús menciona el agua, se refiere al agua del bautismo. Cuando usted ingresa a las aguas del bautismo le da muerte en esas aguas al nacido de Adán. Cuando sale del agua nace de nuevo, ya no como hijo de Adán, sino como hijo de Dios. Si no naces de nuevo, las puertas del reino de Dios estarán cerradas para ti. Y nacer del Espíritu con mayúscula o sea nacer del Espíritu Santo, significa ser engendrado por el Espíritu Santo. En ese momento Dios pone su ADN en ti para que seas partícipe de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4).
Tenemos que deshacernos de la naturaleza pecaminosa para ser participantes de la naturaleza divina, y eso solamente se logra en el bautismo:
Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos
En este pasaje, el apóstol Pablo dice que el bautismo es una circuncisión espiritual mediante la cual y para los efectos del Cielo, nos deshacemos de la naturaleza pecaminosa. En 2 de Corintios 3:27 se dice: “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”. Antes del bautismo estábamos vestidos con la ropa de Adán, pero ahora hemos sido revestidos de Cristo. Cuando estamos en Adán, aunque no pequemos somos pecadores porque estamos en Adán. Pero cuando estamos en Cristo, aunque pequemos no somos pecadores porque estamos en Cristo y Cristo es santo. Dios no ve nuestros pecados, solo ve que la santidad de Cristo nos cubre.
¿QUÉ DEL LADRON PERDONADO EN LA CRUZ?
Esta es una pregunta que todos se hacen ¿Acaso el ladrón en la cruz fue bautizado? La respuesta es muy sencilla, el ladrón no necesitaba bautizarse sino circuncidarse.
Génesis 17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 17:13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 17:14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
Antes de que Jesús muriera, los únicos que podían pertenecer al pueblo de Dios eran los judíos. Para ello, debían ser circuncidados a los ocho días de nacidos. Si no se circuncidaban no eran contados como parte del pueblo de Dios. Eso era bajo el Viejo Pacto. En el Nuevo Pacto, no hay que circuncidarse sino bautizarse, como ya lo vimos en Colosenses.
El ladrón no estaba bajo el nuevo Pacto sino bajo el Pacto antiguo y como judío que era, lo que necesitaba era estar circuncidado. Posiblemente fue circuncidado a los ocho días de nacido.
EL BAUTISMO ES UNA OBRA
Otros maestros de la Biblia dicen que de acuerdo a Efesios 2:8-9, la salvación no es por obras, para que nadie se gloríe. Y que bautizarse sería hacer una obra. Voy a decirlo claro: los que dicen esto no han entendido la palabra de Dios. Efesios dice que nadie se salva por obras y se refiere a las obras de justicia, se refiere a ganarse el cielo por méritos o comportamiento. Está hablando de las obras de la ley, no se refiere a otro tipo de obras o acciones. Yo les pregunto ¿Qué mérito hay en bautizarse? No hay ningún mérito. El bautismo no es ninguna obra, el bautismo es un requisito divino exigido por Dios para obtener la salvación y ya explicamos todo su significado.
Como este argumento, hay muchos otros en contra del bautismo. Recordemos que el diablo no quiere que usted se bautice para que se condene. No voy a referirme a todos, mejor les doy la siguiente escritura:
1 Timoteo 6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas 6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
Esta escritura dice que los que no se conformen a las palabras de Jesús son envanecidos que nada saben, son corruptos de entendimiento, privados de la verdad, de los cual debemos alejarnos. Estos son todos los que niegan el bautismo para salvación. En cuanto a ti, ¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16).