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¿ADÓNDE VAN LOS MUERTOS


Para morir, el único requisito es estar vivo, la muerte, puede visitarnos en cualquier momento. Un paro cardiaco, un accidente o una enfermedad, podrían acabar con nuestra vida. Esa es una realidad de la que no podemos escapar. Ahora, ¿Ha pensado usted, a dónde iría, si muriera en este momento? ¿Cómo podremos saberlo? Solamente hay un recurso: La Biblia. Ella es la única fuente que tenemos del origen de la tierra, de los cielos y del hombre. Todo lo demás son simples especulaciones.

Por ejemplo, la Biblia nos habla en Génesis 1:21 que Dios creó los grandes monstruos que los científicos llaman dinosaurios. Nadie sabe cómo desaparecieron, unos dicen que la era del hielo, acabó con ellos, otros que fue un aerolito que les cayó encima y un sinnúmero de teorías que no se han podido comprobar. Pero si lees, la Biblia, ella te dice que fue un diluvio el que arrasó con estos magníficos ejemplares.

Pero la Biblia no solamente te habla de lo que sucedió. ¿Quieres saber que sucederá en el futuro? Lee el libro de Daniel o el libro de Apocalipsis, allí encontrarás todos los detalles. Entonces, para entender si hay vida después de la muerte, debemos leer la Biblia. Ella nos dará las respuestas.

Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.

La Biblia revela que Dios creó al hombre conforme a su imagen y semejanza. También revela que Dios es Espíritu (Juan 4:24). Si Dios es espíritu y el hombre fue creado a su imagen y semejanza, podemos concluir fácilmente que el hombre también es un espíritu.

Dice Génesis 2:7 que “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Ese soplo de vida es el espíritu porque es el espíritu el que da vida (Juan 6:63).

Entonces Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra. Posteriormente, mediante un soplo de vida, le introdujo el espíritu, y así el hombre fue un ser viviente, con la naturaleza de Dios (espíritu) pero también con la naturaleza terrenal (cuerpo).

1 Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

La palabra de Dios nos dice claramente, que el hombre está compuesto de tres partes: el espíritu, el alma y el cuerpo. El hombre es un espíritu que tiene un alma y que vive en un cuerpo que Dios le construyó del barro.

Romanos 7:22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 7:23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

Note usted, que esta escritura, se refiere al espíritu como el hombre interior y al cuerpo como el hombre exterior. Lo que nos dice, es que hay un hombre de carne que vemos, pero dentro de este hombre que vemos hay otro hombre que no vemos (el espíritu). El hombre de adentro tiene un alma, la cual está compuesta por la mente, la voluntad y las emociones.

Eclesiastés 12:7 Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

La Biblia nos dice que al morir, el cuerpo del hombre vuelve al polvo donde fue tomado y el espíritu al lugar que Dios le tiene preparado. En realidad, lo que muere es el cuerpo, porque el cuerpo es como el vestido del hombre, cuando ese vestido está deteriorado y deja de funcionar, entonces el espíritu se queda sin morada en la tierra y debe ir a su nuevo hogar.

Dios puso dos árboles en el jardín del edén. Si el hombre comía del árbol de la vida, obtendría vida eterna, pero si comía del árbol de la ciencia del bien y del mal, entonces moriría. El hombre fue advertido:

Génesis 2:16-17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Entonces apareció Satanás, disfrazado de serpiente y dijo: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:4-5).

¿A quién le creyó el hombre? Le creyó a al diablo y no a Dios y comió del fruto prohibido. En ese momento un espíritu con el sobrenombre de “pecado” se introdujo en el hombre (Romanos 7:17) y lo hizo cometer pecados y así “la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron” (Romanos 5:12). No hay un solo hombre que no haya pecado, excepto Jesús. Todos pecamos y todos morimos por culpa del pecado. El cuerpo es enterrado y vuelve a ser polvo y el espíritu viaja al lugar que Dios le tiene preparado ¿Y cuál es ese lugar? Jesús nos da la respuesta:

Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed (Lucas 12:4-5).

Jesús dijo que no tuviéramos miedo de la muerte del cuerpo, sino que tuviéramos miedo, de que al morir nuestros espíritus fueran enviados al infierno. O sea que al morir, tenemos dos opciones: ir al paraíso o ir al infierno.

Lucas 16:19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 16:20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 16:21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 16:22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 16:24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

En esta historia que narró Jesús mueren dos personas. El espíritu del mendigo cuyo nombre era Lázaro fue llevado al paraíso. Por su parte, el espíritu del rico fue llevado infierno. ¿A dónde están estos lugares? En el centro de la tierra, pero eso es tema para otro día. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. (Lucas 16:26). No se puede pasar del infierno al cielo. Si nuestro destino es el infierno, ninguna misa nos sacará de allí, una vez que nos vamos de este mundo, ya no hay otra oportunidad. Es mientras estamos en el cuerpo que podemos obtener la visa al cielo. Una vez que salimos del cuerpo, ya no existe otra oportunidad. En la embajada del reino de Dios no le dan visa a quienes no tienen cuerpo.

¿CÓMO OBTENER LA VISA?

Romanos 3:23 Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

La Biblia dice, que todos, absolutamente todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios. Así, que en el pasaporte de todos los seres humanos la única visa que hay es la visa al infierno. Sin embargo, por el inmenso amor, que nos tiene, Dios nos quiso dar una oportunidad y para ello envió a su hijo.

Juan 3:16-18 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Dios no envió a su hijo a condenarnos, pues ya estamos condenados. Lo envió a morir por todos nuestros pecados y que pudiéramos obtener la visa al cielo. El que crea que Jesús vino a eso, tiene la oportunidad de obtener la Visa al cielo y salvarse de la condenación en el infierno. Ahora, el que no crea, se queda con su visa al infierno. Todas las religiones enseñan, que para obtener esa preciosa visa, debemos cumplir la ley de Moisés o hacer méritos, pero eso es totalmente falso. Eso es un invento de las religiones:

Gálatas 2:16 Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

La Biblia nos dice que nadie obtendrá la visa al cielo, por cumplir la ley o por sus méritos personales, sino únicamente por la fe en Jesucristo. Si tiene alguna duda, lea atentamente la siguiente escritura:

Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

En esta escritura se mencionan cuatro requisitos necesarios en la salvación, estos son: gracia, obras, fe, gloria.

“Porque por gracia sois salvos”. El primer requisito para obtener la visa es la gracia. ¿Y qué es la gracia? La misma escritura nos dice que la gracia es don de Dios, es lo que Dios nos da de manera gratuita. No es algo que nos hemos ganado sino que es el favor inmerecido de Dios.

El segundo requisito para obtener la visa, es la fe. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe”. La manera de obtener la gracia de Dios, no es a través de nuestros méritos, sino a través de la fe.

Esa fe consiste en creer en la obra de Cristo, es estar convencidos de que Jesús es el Señor y que Dios lo levanto de los muertos (Romanos 10:9), tan convencidos que lo creemos en nuestro corazón y lo afirmamos con nuestra boca.

El tercer requisito para alcanzar la salvación, es que no haya obras. “No por obras”. Las obras se oponen a la gracia. ¿Qué son las obras? Son los méritos humanos. Es buscar ser justificados por nuestro comportamiento. No hay un solo ser humano que haya hecho méritos suficientes para obtener la visa al cielo, así que debe creer en Jesús para obtenerla. Si hace obras, en la embajada del Reino de Dios te negarán la visa.

Gálatas 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Ahora, si usted ha obtenido la visa al cielo, y aun así insiste en justificarse a través de su comportamiento o el intento de cumplir la ley, caerá de la gracia y la visa le será anulada.

Romanos 9:31- 32 Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo.

La Biblia nos pone el ejemplo de Israel, que no alcanzó la justicia de Dios, porque la quiso obtener por obras, no por fe. Las obras se oponen a la gracia, de tal manera que en lugar de ayudarnos a obtener la visa, nos lo impide, al igual que pasó con los judíos.

Gálatas 2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

Si tuviésemos que cumplir la ley, para ser justificados, estaríamos desechando la gracia de Dios, entonces Cristo murió en vano. Ya Cristo hizo todo. Dios no nos pide que hagamos nada, sino que tengamos fe, porque por gracia sois salvos, por medio de la fe.

“Para que nadie se gloríe”. Las obras o méritos humanos dan gloria al hombre y como Dios quiere toda la gloria para Cristo, las obras son un impedimento para la salvación. Para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor (1 Corintios 1:31). El que se gloríe, gloríese en el Señor. Jesús es el único que merece toda gloria. Toda gloria humana nos impide obtener la visa o nos hace perderla.

Resumimos entonces que para obtener la visa al cielo, se necesita la gracia de Dios que obtenemos a través de la fe en Cristo, sin que haya obras de por medio, para que nadie se gloríe.

CREER Y BAUTIZARNOS

Pero hay algo más. Jesús dijo que para ser salvos debíamos creer y bautizarnos (Marcos 16:16).

Jesús dijo: “El que creyere”. ¿El que creyere qué? El que creyere el evangelio. Creer el evangelio es creer que Jesús es el Cristo que vino a morir por nosotros y que luego de morir fue resucitado por el Padre.

1 Juan 2:22-23 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.

El que no cree que Jesús es el Cristo, tiene el espíritu del anticristo y no obtendrá la visa al cielo.

Jesús dijo: que “y fuere bautizado”. Jesús dijo que además de creer, debemos ser bautizados. La palabra bautismo viene del griego original baptismun, que significa sepultura. Jesús exige que seamos sepultados para ser salvos. Pablo lo explica de esta manera:

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:3-4)

Pablo dice, que en el bautismo, somos sepultados con Cristo, para que andemos en vida nueva. Hace poco, oí un pastor predicar, que el bautismo a que este versículo se refiere, es un bautismo en seco. Este pastor dijo que al creer en Cristo somos bautizados en Cristo, sumergidos en él. Si el bautismo consiste en ser sumergidos en Cristo, entonces Jesús hubiese dicho, que somos salvos al creer y punto, por qué hablar del bautismo? Pero él no dijo eso, él dijo que el que creyere y fuere bautizado sería salvo.

El bautismo no es una simple ordenanza, como enseñan algunos, el bautismo es sepultura. Pablo dijo que somos sepultados para muerte por el bautismo. ¿Qué sepultamos?

Romanos 6:6 Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él.

Lo que sepultamos es a nuestro viejo hombre. ¿Qué es eso del viejo hombre? Veamos una escritura más:

1 Corintios 15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

La biblia nos habla de dos hombres. El primer hombre es Adán y representa a toda la humanidad caída. Adán es el viejo hombre y todos sus descendientes también lo somos. El segundo hombre es Cristo y representa a toda la humanidad salva. Todos nacemos en Adán, somos su familia. Para poder ser salvos, debemos ser de la familia de Cristo. A nadie que sea de la familia de Adán se le da la visa al cielo. Para ello, debemos darle sepultura al viejo hombre, para ser adoptados por Dios como su hijos ¿Cómo hacemos eso? En el bautismo:

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:3-4)

En las aguas del bautismo le damos sepultura al viejo hombre y cuando salimos de las aguas, somos nuevas criaturas en Cristo Jesús:

2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Cuando nos bautizamos, todo nuestro pasado, nuestra parentela con Adán queda sepultada, y pasamos a ser de la familia de Dios.

Gálatas 3:26-27 Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Todos los que han creído y se han bautizados e han quitado la vestidura de Adán y se han revestido de Cristo Jesús. Es lo que Jesús llamó nuevo nacimiento. Jesús le dijo a Nicodemo:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo (Juan 3:5-7).

Jesús dijo que hay que nacer del agua, en clara referencia a las aguas del bautismo. Cuando ingresamos a las aguas del bautismo, ahogamos al viejo hombre y cuando emergemos, tenemos un nuevo nacimiento, somos nuevas criaturas en Cristo, con el Espíritu Santo morando dentro de nosotros. Y nacemos del Espíritu porque Dios pone a Cristo en la persona del Espíritu Santo dentro de nuestro espíritu. Eso es nacer del agua y del Espíritu.

El día de Pentecostés, Pedro lleno del Espíritu Santo, predicó por primera vez el evangelio y acusó a los judíos de matar al Mesías. Estos creyeron y se compungieron de corazón. Entonces preguntaron qué hacer. Pedro les dijo:

Hechos 2:38 Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo.

Pedro dijo que el bautismo es “para perdón de pecados”. El señor Jesús perdonó todos nuestros pecados en la cruz y derramó su sangre para ese perdón, pero para que ese perdón se haga efectivo, debemos bautizarnos.

Para los que tienen dudas, veamos el caso de la conversión de Pablo. Ananías vino a Pablo y le dijo: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre” (Hechos 22:16). Pablo ya creía en Cristo, pero al creer no le fueron lavados los pecados. Tuvo que vivir la experiencia del bautismo. Ananías le dijo: “levántate bautízate y lava tus pecados”. Ananías confirma las palabras de Pedro y ordena a Pablo que se bautice para sea limpio de todo pecado. La Escritura es consistente en cuanto a sus principios.

Romanos 6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.

Esta escritura dice, que el que ha muerto ha sido justificado del pecado. ¿Cuándo morimos estando vivos? En el bautismo. El que no ha muerto en el bautismo, no ha sido justificado de sus pecados y al morir, irá al infierno, porque la visa le será denegada.

Y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. (Hechos 2:39)

Y Pedro agrega que el bautismo es también para recibir el Espíritu Santo. En numerosas iglesias, se enseña que al creer en Cristo se recibe el Espíritu Santo, pero eso es totalmente falso, el Espíritu Santo se recibe en el bautismo. Pedro dijo: “y recibiréis el don del Espíritu Santo”

Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. (Romanos 8:9)

Si una persona no tiene el Espíritu Santo, no es hijo de Dios y para tener el Espíritu necesita bautizarse. Al diablo le interesa que usted no se bautice, para que no se salve. ¿A quién le cree usted? Yo le creo a Cristo.

1 Pedro 3:20-21 Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.

El apóstol Pedro compara las aguas del diluvio con las del bautismo. Y dice que el bautismo que corresponde a esto, ahora nos salva. Aquellos que no pasan la prueba del agua no son salvos. En los días de Noé, todos fueron sumergidos en el agua, pero solamente ocho almas emergieron de ella, el resto perecieron. Solamente los que entran a las aguas y salen de ellasse salvan de la ira de Dios.

Ser bautizado significa pasar por el juicio de la ira de Dios. El que se bautiza no sólo ha venido a pasar por el juicio de la ira de Dios, sino que ha salido exento de toda culpa de ese juicio. Al emerger, se muestra que la persona ha salido absuelta de toda condenación. El bautismo significa pasar mediante agua y salir de ella. Usted debe hacer énfasis en el aspecto de “salir”, porque en los tiempos de Noé, todos entraron en el agua, pero solamente ocho almas salieron de ella.

Cuando fui bautizado, no entré en el agua para quedarme sumergido en ella, sino que entré en el agua y salí de ella, luego de haber creído el evangelio con el corazón.

Muchas personas de bautizan para pertenecer a cierta congregación, otras porque es una ordenanza, pero ingresan a las aguas, sin ser conscientes de lo que el bautismo hará en ellos, entonces salen de las aguas, tal y como entraron, sin que sus pecados sean lavados. Tenemos que creer en el evangelio pero también tenemos que creer en el bautismo y creer lo que éste significa.

Muchos lectores, que son católicos, dirán que fueron bautizados de niños. Debo decirles que ese bautizo no tiene validez porque para que una persona sea salva, lo primero que debe hacer es creer y luego bautizarse. Un niño no cree, de tal manera que el bautismo es inefectivo. Primero debes creer, luego te bautizas, no es al revés.

ARGUMENTOS EN CONTRA DEL BAUTISMO

El diablo ha levantado muchos argumentos en contra del bautismo, porque no quiere que nadie obtenga la visa al cielo. Uno de ellos, es que el ladrón que Jesús perdonó en la cruz no se bautizó. Permítame decirle que existen dos pactos, uno antes y otro después de Cristo. Nosotros estamos bajo el nuevo pacto y debemos bautizarnos. El ladrón estaba bajo el viejo pacto y no necesitaba estar bautizado sino circuncidado. Era judío y posiblemente lo estaba porque de acuerdo con la Ley de Moisés, los circuncidaban a los 8 días de nacidos.

Colosenses 2:11-12 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

La circuncisión es un despojo de la carne. Los judíos se circuncidaban como señal, de que ya no obedecerían la carne, pues se despojaban de ella. Eso era bajo el Viejo Pacto. Nosotros que estamos bajo el nuevo Pacto, no nos circuncidamos, sino que nos bautizarnos. El bautismo, es una circuncisión espiritual dice Colosenses. Sin bautismo, no hay circuncisión espiritual, no hay despojo de la carne y no hay salvación.

Otros argumentan que el bautismo es una obra porque no entienden la palabra obra. Obrar es hacer méritos para salvarnos. ¿Qué méritos humanos hay en el bautismo? Ninguno. El bautismo no es una obra, es un requisito para la salvación que Dios exige, sin que haya en ella mérito humano alguno. Es el reconocimiento de la muerte de Cristo y la autorización para que se nos sepulte con él. Todo el mérito en el bautismo es de Cristo y nada más. Hay muchos argumentos en contra del bautismo, ese es el trabajo del diablo. Yo me podría referir a cada uno de esos argumentos y demostrar que carecen de fundamento, pero mejor les enseño lo que dice la palabra de Dios:

Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Timoteo 6:3-5

Jesús enseñó que debemos creer y bautizarnos para ser salvos. Y el anterior versículo dice que si alguno enseña otra cosa y no se conforma las palabras de Jesús, nada sabe, está envanecido y es un corrupto de entendimiento que toma el evangelio como fuente de ganancia. Debemos apartarnos de todo pastor, evangelista, apóstol o como se haga llamar, que enseñe que el bautismo no es necesario para la salvación, porque no se está conformando a las palabras de Jesús y sus malas enseñanzas nos desvían de la verdad. Yo le creo a Jesús ¿Usted a quien le cree?

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