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LA IGLESIA DE CRISTO


¿Qué es una religión? ¿Qué es una secta? ¿Es la “Iglesia de Cristo” una secta o una religión? Saque usted sus propias conclusiones.Sí lo es y ya les diremos por qué. La palabra “religión” viene del latín “religare” que significa “ligarse nuevamente”. La religión es el instrumento “humano” (no divino) para que supuestamente el hombre se vuelva a Dios.

Por su parte, una secta es una organización que usa la religión para enseñar filosofías humanas o tradiciones de hombres que “supuestamente” llevan al hombre a Dios.

La “Iglesia de Cristo” es una denominación cristiana fundamentalista, lo que quiere decir que todas sus enseñanzas se basan en la Palabra de Dios y no en la palabra del hombre. Además sostienen que la única cabeza de la iglesia es Cristo, quien la fundó. Esto la hace parecer como la iglesia cristiana verdadera, y la excluiría de ser una secta.

Sin embargo, sus pastores comparten las enseñanzas de una iglesia madre, a la cual deben sujetarse. Y los líderes de esa iglesia madre han dado una interpretación equivocada a la palabra de Dios, desviándose del espíritu de la misma, y haciendo caer en el error a todos sus fieles. Esto la hace sectaria y es lo que veremos a continuación.

1.- La obediencia a la fe. Aunque la iglesia de Cristo enseña que la salvación se obtiene al creer el evangelio y bautizarnos (Marcos 16:16) y no por hacer obras de justicia; también enseña que la salvación se pierde sino se obedece a la fe. Para ellos, obedecer la fe es hacer obras y ponen como ejemplo a Abraham:

Hebreos 1:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.

También se apoyan en Santiago 2:14 que dice: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? (Santiago 2:14).

Para la iglesia de Cristo ir al culto, dar ofrendas, cantar y orar son algunas obras necesarias para que nos mantengamos salvos. Si por ejemplo, no vas al culto, pierdes la salvación.

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FALSO. Esta es una pésima interpretación de la palabra de Dios. Veamos lo que ella dice:

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

La palabra de Dios nos enseña que la salvación es por gracia o sea que es gratuita e inmerecida, es un don o regalo de Dios. Nadie puede obtenerla por obras o sea por méritos, porque se gloriaría, la manera de obtenerla es a través de la fe. Si no hay que hacer obras para obtenerla, sería ilógico e incongruente que tengamos que hacer obras para mantenernos salvos.

Eso sí, cuando somos salvos, participamos de las buenas obras que Dios preparó de antemano para que andemos en ellas. Si una persona no participa de esas buenas obras, niega que sea salvo. A eso es a lo que se refiere Santiago. No es que se pierda la salvación, simplemente no la ha alcanzado.

¿Cuáles son esas buenas obras que Dios preparó de antemano? Consisten en hacer la voluntad de Dios. Son las obras de misericordia, como el dar de comer al hambriento (Santiago 2:15-17), pero en especial tienen que ver con nuestra participación en llevar el conocimiento de la verdad a otras personas para que también sean salvas (1 Timoteo 2:4).

2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

El Señor nos encargó la palabra de reconciliación, nos nombró sus embajadores y debemos cumplir con nuestro trabajo. Si no cumplimos con nuestro deber, seremos pasados por fuego (1 Corintios 3:15), lo que podría entenderse como ser disciplinados por Dios o no ser tomados en cuenta en el arrebato de la iglesia, pero no perderemos la salvación. La salvación se obtiene por creer el evangelio, de tal manera que la única forma de perderla es dejando de creer en el evangelio, o cometiendo el pecado imperdonable, pero eso es un tema para otro momento.

Romanos 4:2-5 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

Cualquier mala interpretación que se haga de la epístola de Santiago es aclarada aquí por Pablo, quien nos dice que “Abraham fue justificado por creer, no por obrar”. Abraham fue justificado en el capítulo 15 del Génesis, cuando le creyó a Dios que le daría un hijo de una mujer estéril. En el capítulo 21 Abraham es probado con sacrificar a su hijo y él pasó la prueba, porque su fe era verdadera. Las obras de fe son para probar nuestra fe pero no para justificarnos, no debemos confundir la palabra de Dios y eso es lo que hace la iglesia de Cristo.

La iglesia de Cristo tiene una gran voluntad en cumplir la palabra de Dios, pero la confunde y enseña un evangelio mezclado con legalismo. Pablo advirtió: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gálatas 5:4). Pablo dice que el que trata justificarse por la ley, o sea el que trata de cumplir la Ley, se desliga de Cristo y cae de la gracia o sea que pierde la salvación que Dios le ha otorgado. La iglesia de Cristo dice no ser legalista porque ellos no mandan cumplir ningún mandamiento de la ley de Moisés, pero Legalismo no implica necesariamente cumplir con algún mandamiento de la ley de Moisés. Legalismo es hacer obras de justicia, legalismo es sinónimo de justificación. Ese es el riesgo que corren los fieles de la iglesia de Cristo, viven en temor, sometidos a un régimen que los obliga a hacer esto o aquello para no perder la salvación. Ellos no disfrutan la gracia. Lo peor de todo, es que esas enseñanzas los mantienen al filo de la navaja.

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2.- LA LEY DE CRISTO. La iglesia de Cristo enseña que los creyentes no estamos bajo la Ley de Moisés sino bajo la ley de Cristo y que la ley de Cristo es más inflexible que la ley de Moisés. Ponen como ejemplo que Jesús les dijo a los fariseos que no necesitaban acostarse con una mujer para cometer adulterio. Esto significa, según sus palabras, que en la Ley de Moisés el adulterio debía llevarse de manera literal, pero en la Ley de Cristo, se comete adulterio con solo mirar con deseos a una mujer.

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FALSO. Jesús nunca habló de una nueva ley, siempre habló de la única ley que conocían los judíos y esa era la ley de Moisés. Jesús le dijo a los fariseos que el pecado no necesita ser externo, pues se manifiesta en lo más interno de nuestro ser: en nuestro corazón. Él dijo: ”Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19). Jesús no estaba hablando de otra ley, sino de la única que entendían los fariseos: la ley de Moisés.

Si todas las palabras de Jesús fueran la ley de Cristo, entonces deberíamos dar el diezmo, porque Jesús dijo a los fariseos que había que diezmar (Mateo 23:23) y sabemos que no es obligatorio dar el diezmo, porque el diezmo era exclusivamente para los judíos y fue quitado al igual que el sacerdocio (Hebreos 7:12, 7:18)

Debemos entender que cuando Jesús habló con los fariseos, siempre les habló de lo que ellos entendían: de la ley de Moisés y no de la nueva Ley de Cristo porque ni siquiera creían en Cristo.

Después de que Jesús fue ascendido a los cielos, Dios nos dio una nueva ley, esa ley es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús (Romanos 8:2), es la ley de la gracia:

Hebreos 10:16 Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón dice el Señor.

No es una ley externa sino una ley interna, es el Espíritu Santo en nosotros. Por eso Pablo dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).

La iglesia de Cristo enseña que si cometemos pecados es porque estamos sujetos a alguna ley y que esa ley es la ley de Cristo. Pero eso es falso, la Biblia dice claramente que antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado (Romanos 5:13)

El pecado existe desde el principio del mundo. Adán fue el primer pecador. El pecado ha estado con ley o sin ley, pero sin ley no se nos inculpa de pecado. El pecado existirá hasta el fin, pero no somos inculpados de pecado, porque no estamos bajo la ley de Moisés sino bajo la ley de Cristo, que nos libera de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2) en lugar de condenarnos. La ley de Cristo no está para condenarnos sino para liberarnos de la condenación.

La iglesia de Cristo enseña que La ley de Cristo no contiene mandamientos gravosos (1 Juan 5:3), y que “no es gravoso” lo que es fácil de llevar o de cumplir y por ello exigen cumplir una serie de mandatos. Esta es otra mala interpretación de la palabra de Dios. El apóstol Juan dice que los mandamientos de la ley de Cristo no son gravosos “en comparación” con los de la ley de Moisés que sí lo son. La palabra gravoso se deriva de la palabra grave. Los mandamientos de la Ley de Moisés son gravosos, porque tienen consecuencias graves. Si el hombre que está bajo la Ley de Moisés peca, está destinado a la muerte, por eso a esa ley se le llama “la ley del pecado y de la muerte”. En cambio la ley de Cristo se llama “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús”, no se llama “la ley de la muerte en Cristo Jesús”, porque la ley de Cristo no tiene consecuencias graves que nos lleven a la muerte, por el contrario “nos dan vida eterna”. Y es una ley “espiritual”, no es una ley escrita en tablas de piedra. La ley de Cristo es el Espíritu Santo dentro de nosotros.

La ley de Moisés está sujeta a obras de justicia, pero la ley de Cristo está sujeta exclusivamente a la fe. La ley de Cristo nos libera del pecado y de la muerte (Romanos 8:2), no nos acusa sino que nos justifica (Romanos 8:33), no nos condena sino que nos libera de culpa (Romanos 8:1-3), por eso sus mandamientos no son gravosos. Los mandamientos de la ley de Cristo se resumen en amor. Cristo no vino a condenarnos sino a darnos vida eterna. No confundamos el evangelio.

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3.- La iglesia de Cristo enseña que el cualquier pecado nos condena, entonces ofrecen la solución de pedir perdón constantemente, dejando la salvación completamente en las manos del hombre. Si peco y pido perdón ok, pero si peco y no pido perdón, adiós salvación.

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FALSO. Si esa enseñanza fuese cierta y la salvación dependiera de si pedimos o no perdón por los pecados, todos estaríamos condenados. Ellos se fundamentan en la 1 de Juan 1:9 que dice “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

Nuevamente se fundamentan en la palabra de Dios, pero la entienden de la manera equivocada. Analicemos el capítulo 1 de Juan para comprender si eso es cierto.

1 Juan 1:4-5 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

¿Cuál es el mensaje de Juan? El mensaje de Juan es que Dios es luz, lo que significa que la palabra de Dios es la luz, que la palabra de Dios es la verdad absoluta, que cualquier otra palabra no es luz sino tinieblas.

1 Juan 1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

Dice Juan que si afirmamos que tenemos comunión con Dios, pero vivimos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. En otras palabras, que no andar en la verdad absoluta de Dios es andar en tinieblas y no podemos decir que andamos en comunión con Cristo, porque mentiríamos ya que la única manera de andar en comunión con Él es practicando su verdad absoluta.

1 Juan 1:7 Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Pero, si andamos en la luz o sea en la verdad absoluta de Dios, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado. Si no andamos en su verdad, no tenemos comunión y nuestros pecados son tomados en cuenta. Tener comunión no es sinónimo de santidad, tener comunión es pensar igual, es andar todos en la verdad.

Los apóstoles eran pecadores pero tenían comunión unos con otros y con Dios, porque tener comunión con Dios es guardar su palabra y guardar la palabra Dios no es ser una persona sin pecado, sino mantenerse en su verdad absoluta, mantenerse en el modelo de Dios.

La iglesia de Cristo enseña que si morimos con algún pecado, perderemos la salvación, pero eso es absolutamente falso. Difícilmente alguien muera sin pecado, lo que sucede es que los estamos en Cristo y andamos en el Espíritu, pecamos pero nuestros pecados no son tomados en cuenta (Romanos 8:1), es como si no pecáramos. Veamos lo que sigue diciendo el apóstol Juan.

1 Juan 1:8-10 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Pablo afirma que no hay nadie sin pecado. Dice que si afirmamos que no tenemos pecado, la verdad no está en nosotros, porque no tenemos comunión con Dios. El versículo utiliza el verbo tenemos, en un presente eterno, no dice “tuvimos”, porque somos pecadores asiduos y pecaremos mientras estemos en la tierra. Entonces o andamos en la luz o andamos en tinieblas; el que anda en la luz afirma que peca, el que anda en tinieblas niega esa verdad. Andar es un modelo de vida, una práctica constante; tiene una dirección, una continuidad y un destino.

Si tenemos la vida eterna como destino, no podemos llegar a ella tomando la dirección equivocada, no podemos llegar a ella afirmando que no tenemos pecados. De esa manera no podemos llegar a nuestro destino, porque no andamos en la luz, que sería el andar correcto, sino en la oscuridad y por el contrario nos alejamos de nuestro destino.

No debemos negar que tenemos pecados, sino confesar que los tenemos, entonces la sangre de Jesús cumple su cometido de limpiarnos y podemos proseguir a la meta, porque andamos en comunión con él, o sea de acuerdo con su Palabra.

Si negamos que pecamos, entonces caminamos en la oscuridad y tenemos comunión con Satanás y no con Dios y la sangre de Jesús no tiene ningún efecto en nosotros.

El modelo del mundo es negar que se peca y el modelo divino es aceptar que se peca. Nuestro pecado no rompe nuestra comunión con Dios, mientras caminemos siguiendo el modelo divino.

Consideremos Lucas 18:9: “A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás...”.

Jesús relata la historia de dos hombres que subieron al templo a adorar, uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo confiaba en sí mismo creyéndose justo, se enorgullecía de ser 100% perfecto; decía no soy como el publicano que posiblemente era un 5% o 0 % perfecto. Entonces niega que peca creyendo que anda en luz, y en realidad anda en tinieblas y no es justificado. En cambio, el publicano reconoce que es un pecador, está arrepentido de sus pecados y por ello es justificado.

No se trata de estar confesando los pecados constantemente sino de mantenerse en el modelo divino, aceptando que somos pecadores. Nosotros caminamos en la luz usando la moralidad de Dios como modelo, no nuestra moralidad. Nuestras acciones no van a ser perfectas, pero caminamos bajo su modelo aceptando que somos pecadores y eso satisface a Dios.

Hebreos 8:12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

Nunca significa por toda la eternidad. Cuando estés en la presencia del Señor, le dirás “Señor perdóname aquel pecado o aquel otro” y él te dirá “¿Cuál pecado, no recuerdo?

Nosotros somos gente de fe, usamos el estándar de Dios en nuestro caminar, caminamos en la fe de los pasos de Abraham, caminamos en la fe de los pasos de David; ellos tuvieron muchos pecados; pero fueron perdonados, y fue la sangre de Jesucristo la que limpió el pecado de David y Abraham, y esa misma sangre es la que constantemente nos está limpiando de nuestro pecado. Así que, el fariseo dice que no hay modelo, el publicano dice sí hay modelo y trata de caminar en él. Si decimos que no tenemos pecado, es porque no hemos entendido la palabra de Dios.

Ahora, somos justificados por fe en Jesucristo y el pecado no tiene que ser un hábito en la vida del cristiano.

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4.- LA NEGACION DE LOS DONES. La iglesia de Cristo niega la vigencia de los dones espirituales. Su fundamento es 1 Corintios 13:8-10 que dice: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará”.

Este versículo dice que cuando venga lo perfecto, algunos dones se acabarán. Para la iglesia de Cristo ya vino lo perfecto y afirma que “lo perfecto es la Biblia”. Afirma que si lo perfecto fuera Cristo, entonces la escritura diría: “cuando venga el perfecto”.

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FALSO: Que se engaña y se abusa de los dones en muchas congregaciones, es una realidad, pero eso no es motivo para negarlos. Pablo dedica todo el Capítulo 12 de Romanos para hablar sobre la importancia de los dones y en Corintios también hace énfasis a los mismos.

Lamento mucho decirle a mis hermanos de la “Iglesia de Cristo”, que hacen una pésima lectura de la palabra de Dios. Esa enseñanza no tiene ningún apoyo bíblico y sustentan el cumplimiento de una profecía sobre una interpretación gramatical muy personal.

Lo perfecto es la consumación de los propósitos de Dios después de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo y eso sí tiene apoyo bíblico. Apocalipsis 21:1-4 dice que habrá nuevo cielo y nueva tierra y ya no habrá muerte ni dolor, con Dios viviendo entre nosotros. Eso es lo perfecto. La versión Nacar Colunga de la Biblia, de ese texto dice: “cuando llegue el fin desaparecerá lo que es imperfecto”. De acuerdo a esta versión clarificada, cuando llegue el fin, desaparecerá lo imperfecto para dar cabida a lo perfecto. Lo perfecto será establecido cuando llegue el fin, no antes. Estamos viviendo en lo imperfecto.

La palabra de Dios nos exhorta a dar la bienvenida a los dones y no podemos rechazar los mismos porque a un líder de esa denominación, se le ocurrió decir que lo perfecto era la Biblia. Si bien es cierto, la palabra de Dios se completó a fines del primer siglo después de Cristo, no significó el fin de los dones del Espíritu. No existe ninguna otra razón salvo “la presunción humana” para afirmar que lo perfecto es la Biblia o el canon de las escrituras. Y no hay ningún versículo bíblico que lo confirme. Es precisamente la falta de dones, lo que impide que muchos cristianos no puedan ver la verdad del evangelio.

Cuando Cristo venga, ya no necesitaremos la profecía ni las lenguas ni el Espíritu Santo. Pero, mientras El no venga a establecer lo perfecto, dependemos del Espíritu Santo para nuestra Santificación y crecimiento espiritual. Recuerden queridos hermanos que negar la obra del Espíritu Santo es cometer el pecado imperdonable de blasfemia contra Él.

1 Corintios 2:1 No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.

Pablo nos dice que no ignoremos los dones espirituales, pues son necesarios en el comportamiento del cuerpo de Cristo. Sin embargo la iglesia de Cristo, no solamente los ignora, sino que los niega. Gran error doctrinal.

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5.- SE LE IMPIDE ORAR A LAS MUJERES. En la iglesia de Cristo las mujeres están impedidas de muchas cosas y una de ellas es orar. Si las hermanas de la iglesia dirigen oraciones cuando toda la congregación está reunida para rendirle culto a Dios, según ellos estarían ejerciendo dominio sobre los varones, cosa que no deberían hacer. “Los encargados de la congregación no pueden autorizar la oración de las hermanas. No tienen derecho alguno de autorizar lo que el Espíritu Santo prohíbe”.

Pero este mandato no solo es en la congregación. En los hogares por ejemplo, la mujer no puede orar al menos que lo haga con el varón de la casa, o que el varón la haya autorizado. Se fundamentan en el siguiente versículo:

1 Timoteo 2:8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.

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FALSO: la iglesia de Cristo quiere mostrarse obediente ante la palabra de Dios, pero no la entiende. En este versículo no dice que las mujeres no pueden orar. Lo que dice es que los hombres oren en todo lugar y cuando lo hagan, levanten las manos santas, sin iras ni contiendas. No existe un solo versículo en la Biblia que diga que la mujer no puede orar, todo lo contrario.

1 Corintios 11:4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. 11:5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.

En este versículo se autoriza a la mujer para orar y para profetizar al igual que el varón. Lo único que se le pide es que se cubra la cabeza como señal de que está bajo autoridad. Pero no se le impide orar.

Efesios 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

En el capítulo 6 de Efesios, el apóstol Pablo nos habla de la armadura de Dios, que todo creyente sea hombre o mujer debe portar para defenderse de los ataques del diablo. La oración forma parte de esa armadura. Pablo nos manda orar sin cesar. Ese es un mandato para todos los creyentes sin distingo de sexo. Si la mujer estuviese impedida de orar, estaría siempre al descubierto y en las manos de Satanás.

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6.- TODO LO QUE NO ESTÁ AUTORIZADO ESTA PROHIBIDO. De acuerdo a las enseñanzas de la iglesia de Cristo, todo lo que no está expresamente autorizado en la Biblia, está prohibido y es fuego extraño. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento no se autoriza expresamente utilizar instrumentos en las alabanzas, entonces en la iglesia de Cristo dan por un hecho que están prohibidos y cantan sin instrumentos.

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FALSO. La palabra de Dios enseña todo lo contrario. Ella dice:

1 Corintios 10:23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.

La palabra de Dios dice que todo es lícito para el creyente. Eso sí, no todo nos conviene y no todo edifica. Esto contradice totalmente la enseñanza de la iglesia de Cristo. Si algo no está expresamente prohibido en la palabra de Dios, entonces está permitido. Lo que tenemos que hacer es analizar con la ayuda del Espíritu Santo si algo nos conviene o nos edifica para hacerlo o si no nos conviene o no nos edifica para no hacerlo.

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Hemos señalado seis errores graves en las enseñanzas de la doctrina de Cristo. Hay muchos otros como que “lo escrito en el libro del Apocalipsis ya sucedió” y otras cosas por el estilo. Pero creo que esos seis errores nos dan una idea de lo que sucede en esa denominación. Yo no veo que los maestros de la iglesia Cristo quieran torcer las escrituras, por el contrario tratan de apoyarse en ellas de una manera sincera. Desdichadamente han mal entendido las escrituras en muchos de los casos. Quizás el hecho de no contar con los dones del Espíritu, es el impedimento para poder ver todA la verdad. Lo más preocupante es la mezcla que hacen de la gracia con las obras, lo que puede ocasionar que muchas personas se extravíen y terminen cayendo la gracia.

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